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Página:Constitución de las Provincias Unidas en Sudamérica (1819).djvu/61

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de esas juntas tumultuarias para las elecciones de xefes de los pueblos, reformamos las formas recibidas, y no dimos lugar á esos principios subversivos de todo el órden social.

Tuvimos muy presente aquella sabia maxima: que es necesario trabajar todo para el pueblo, y nada por el pueblo; por lo mismo limitamos el círculo de su accion a la propuesta de elegibles. Fue asi como se consiguió la tranquilidad; y que no abandonando los ciudadanos sus trabajos útiles por entregarse al discernimiento de materias erizadas de abrojos, dejasen de correr como al principio todos los periodos del desorden.

A merced de estas justas medidas, y de otras que omitimos, la patria empezó a presentar su frente con otra dignidad y tenia en su mano los elementos propios de su fuerza. Seis años iban yá corridos en que por parte de la espana sosteniamos una guerra injusta, insensata y ruinosa:

solo porque rehusabamos ser sus esclavos. No sin razon creiamos, que la vuelta de Fernando VII . al trono de sus padres pondria fin á estas calamidades; y que entregaudosé á los movimientos de una alma virtuosa, cuyas desgracias habian forzado a la fortuna á avergonzarse de su inconstancia, reconoceriá nuestros derechos á la emancipacion. Todos los pueblos de la tierra, unidos de interes por la humanidad, tenian fixada su vista sobre este acontecimiento memorable: ó para coronar su nombre de gloria, ó para cubrirlo de una infamia eterna. Siempre rey por autoridad y siempre padre por ternura, pudo haber hecho la real autoridad amable y cara á los pueblos. Mas ¿ que hizo?į Escuchó con agrado la voz elocuente de la razon? ¿Tuvo acogida en su animo la dulce persuasion á favor unestro? Los lamentables gritos de las victimas que