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El Soberano Congreso echó de ver que una magistratura suprema sin una regla propia, que le sirviese de guia, no podia gozar de solida existencia. Por desgracia el esta tuto provisorio que regiá al estado, lisongeando demasiado las aspiraciones de unos pueblos sin experiencia, aflojó algun tanto los nudos sociales. El Soberano Congreso creyó de su deber la formacion de otro, que provisoriamente llenasc el vacio de la constitucion.

Aunque sin la recomendacion que da la idea de una obra permanente, él debia conformarse á los principios del pacto social, al genio de la nacion, á su espíritu religioso, á su moral, á sus virtudes y á todas las necesidades del Estado Vednos aquí, ciudadanos, empeñados en dar á la máquina política una accion sin abusos y un movimiento sin destruccicn. No darémos un análisis de su organización; porque reservandonos hacerlo en breve de la constitucion que toinó de él muchos artículos, esperamos esta ocasion para que juzgueis del mérito de nuestro trabajo.

Dirémos sin embargo, que á virtud de este reglamento aunque el poder executivo quedó en la feliz impotencia de ser un déspota, con todo recuperó la autoridad de que se hallaba despojado. Su nombre no fué ya un título vano con que se decoraba la nulidad, sino una expresion que acompañada del vigor debia sucitar el respeto y obrar sobre los pueblos con un ascendiente desconocido. Temible al mismo tiempo podria romper esos muros impenetrablesque parecia poner al vicio á cubierto de todos los esfuerzos del poder.

No menos en centinela para que el abuso de la autoridad no pasase á tirania; lo estuvimos tambien para que la libertad del pueblo no degenerase en licencia. Huyendo