un conocimiento exacto de los intereses que unen ó desunen á las naciones: de los objetos que las lisongean ó las irritan: de las fuerzas que disfrutan ó de las que carecen; una agilidad de espiritu, que replegandose sin cesar sobre sus propios proyectos para extender los ó reprimirlos, suspenderlos ó precipitarlos, se acomoda al tiempo, se presta á Jos acontecimientos y toma la forma de las circunstancias, pero sin dependencia de ellas; un espíritu de precaucion contra la astuta política, que asegura sus negociaciones con las desconfianzas, las dirige con desvíos apareutes, las adelanta con lentitudes estudiosas, y nunca está mas cerca de su término que quando afecta mas distancia; en fia, un golpe de ojo distinto y rápido que une los objetos á pesar de sus distancias, los distingue á pesar de su semejanza, y los concilia á pesar de su contrariedad.
No creais, ciudadanos, que ésta sea una pura teoría con que procuramos entretener vuestra imaginacion. Es si el suinario de nuestros pasos en la difícil carrera de la delicada diplomacia. Puesto en nuestras manos un estado naciente, inconstituido ¡ qué de dificiles combinaciones no han sido necesarias para introducir la razon, armada de toda su fuerza, en el fondo de los gavinetes: ó indiferentes sobre su suerte, ó desconfiados de su justicia, ó prevenidos contra su causa, ó en contradiccion con sus intereses, ó detenidos en fin por el influjo de una política circunspecta! ; Qué de actividad, qué de diligencia para frustrar en las cortes las sugestiones emponzoñadas de la vengativa España, y dejar sin fruto sus eternos resentimientos! ¡Que de prudencia y delicadeza para ajustar negociaciones, sin comprometer al estado, con una potencia vecina que nos observa! ¡ En fin, qué de precaucion, qué de paciencia para contener el