Despues de puesta[1] la vida
tantas vezes por su ley
al tablero,
despues de[2] tan bien seruida
la corona de su rey
verdadero,
despues[3] de tanta fazaña[4]
a[5] que no puede bastar
cuenta çierta,
en la su villa de Ocaña
vino la Muerte a[6] llamar[7]
a su puerta,