viasse á pedir por aquellas señas algun hombre fiado, y se viniese á favorescer dél, le entretubiesse hasta que yo pudiesse conoscer, por las señas que daria, si era el mismo que me habia hablado.
El tósigo, con que pensaba acaballe, me dijo que era cierta cosa que habria en Paris, con la cual, poniéndose en la gorra ó sombrero, viene á secarse el celebro, de manera que acaba á un hombre en diez dias, y si es cresciente de luna, mucho mas presto, y que, aunque les abran no ay hallar señal ninguna, que con esto sabia bien haberse despachado algunos en Francia. Y de lo que he tratado con él, no puedo pensar que fuese su designo engañarme, sino que otros lo han de hacer, y quiera ganar por la mano, porque al partir une dijo que él no pensaba que por fuerza hacian correr la posta en Inglaterra , que no habia traido mas dineros de los que habia menester, que le diese cuatro ó seis escudos que le faltarian para volverse. Yo le dí bien pocos mas y hartas palabras, animándole á su buen propósito : que es en lo que me podrá haber engañado .........
