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CRÓNICAS
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notas figuran además, como pertenecientes a esa guerrilla, las clases siguientes: sargento, Nemesio Pérez Moris; cabos: Juan M. Cuadrado, Carlos Conde, José León y Anacleto Agudo; trompeta, José Piquer; herrador, Zapater.

La cuadra fué costeada entre todos, dando cada uno la suma de 400 pesos, y se levantó donde estaba la antigua estación del ferrocarril, parada 1. Formaron en la plaza de Alfonso XII, y más tarde, en el foso principal del castillo de San Cristóbal. Cuando el fuego cesó, fueron enviados a Puerta de Tierra, donde pasaron todo el día y la noche prestando servicio de policía.

Bateria de San Carlos.

Torpedos y torpedistas.—Desde que se proclamó el estado de guerra, el Alto Mando español procuró obstruír la entrada del puerto; los vapores Manuela y Colón fueron echados a pique en el canal de entrada, entre el Morro y la isla de Cabras; se dispuso, además, varios torpedos de contacto, para colocarlos en el momento preciso, que fueron sacados de los cruceros que estaban en puerto, y fondeando, últimamente, varias minas, que eran boyas llenas de pólvora. El capitán del Concha y el electricista Manuel Ruiz llevaron a cabo este trabajo.

Sobre los arrecifes de la costa y debajo de la batería de San Fernando se levantó una caseta, donde estaba el explosor para dar fuego a dichas minas, debiendo montar guardia permanente los oficiales de Marina. En la mañana del 12 de mayo, algo más de las ocho, muchas personas vieron cómo un oficial bajaba a dicha caseta,