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A. RIVERO
 

situadas de modo tal, que no puedan ser atacadas por un enemigo sin hacer daño en la población. Como materia de hecho, la ciudad en su mayor parte aparecía oculta por las fortificaciones y por el alto promontorio donde éstas están levantadas; el daño que recibió debió ser muy ligero.

El bombardeo de San Juan me probó que con viento favorable que hubiese arrastrado el humo, la ciudad fácilmente hubiera sido tomada; como Cervera no estaba allí, la destrucción del carbón o la ocupación de la plaza era todo lo que podíamos esperar, y como no podía destacarse una parte de la escuadra para detenerla allí y además la llegada de un ejército de ocupación era incierta.....

Poco después de cesar el bombardeo, fué despachado a St. Thomas el crucero Montgomery, el cual dirigió al secretario de Marina el siguiente cable:

Frente a San Juan de Puerto Rico. Mayo 12, 1898.

 Al Secretario de Marina, Wáshington, D. C.

Una parte de la escuadra ha llegado esta mañana, a primera hora, a San Juan. En el puerto no había ningún buque de guerra de la escuadra de Cervera. En cuanto hubo clareado dí orden de comenzar el ataque por el bombardeo de las baterías. Este duró tres horas, y dichas baterías han sufrido, lo mismo que una parte de la población, junto con ellas. Las baterías españolas han respondido, empero sin efectos notables. A bordo del New York hemos tenido un muerto, y en los demás buques siete heridos. Nuestra escuadra, sin averías.—Sampson.

Como dato para la Historia, deseo consignar el número de cañones que hicieron fuego aquella mañana sobre las baterías y ciudad de San Juan. En la relación no incluyo las ametralladoras de cada buque.

Acorazado Iowa, 38 cañones; acorazado Indiana, 42; crucero acorazado New York, 30; monitor Amphitrite, 10; monitor Terror, 10; crucero Montgomery, 17; crucero Detroit, 17; total, 164 cañones, de los cuales la mayor parte eran de calibre superior a los de la plaza, desde 8 pulgadas hasta 13 (los del Indiana); además, eran numerosos los de tiro rápido, piezas de que carecíamos. La plaza durante el combate puso en acción solamente 28 piezas, de las cuales 20 eran cañones de 15 centímetros, y las restantes, obuses de 24 y 21 centímetros y de avancarga estos últimos. Cada cañón de tierra combatió contra seis en el mar.

Si nuestras baterías hubiesen contado con piezas de mayor calibre y con algunas de tiro rápido, la proporción no hubiera sido tan desventajosa, toda vez que es axioma de guerra que cada pieza en tierra vale por cinco en el mar.

En cuanto al consumo de municiones, fué como sigue: el Iowa disparó 138 proyectiles, de los cuales 37 fueron de 30 centímetros; el New York, 315, 55 de ellos de 20 centímetros; el Indiana, 187, entre éstos bastantes de 33 centímetros, los de mayor calibre; el Amphitrite, 99, de los cuales 17 medían 25 centímetros de calibre; el Detroit disparó 318, de los cuales 175 fueron de 12 centímetros; el Terror lanzó