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A. RIVERO
 

combate, durante el cual los grandes cañones de dicho crucero pusieron en gran peligro las calderas del Yosemite, que no tienen protección alguna.

4. Durante el período a que se refiere el parágrafo anterior tuve la sorpresa, para mí muy grande, de saber que los artilleros del Morro y baterías cercanas conocían la exacta distancia a que estaba el Yosemite, y que durante toda la acción estuvimos bajo el fuego efectivo de sus cañones, y muchos proyectiles de gran calibre pasaron sobre este buque y otros cayeron en las inmediaciones, ninguno más lejos de 200 yardas; y uno cayó tan cerca y a pocos pies del timón que, la calumna de agua que alzó, salpicó el puente [1]. El gran alcance de los cañones del Morro pudo apreciarse por el hecho de que la duración de la trayectoria en uno de sus disparos fué de treinta y cinco segundos.

5. El crucero y cañonero mencionados en el párrafo número 3 navegaron hacia el Oeste, rumbo Punta Salinas, uniendo sus fuegos a los de la batería. El mayor de estos buques tenía dos cañones de 8 ó 9.2 pulgadas, y sus proyectiles cruzaban sobre el Yosemite sin que los de éste pudiesen alcanzarlo a él; viendo, por tanto, que no podíamos hacer blanco en dicho buque con nuestra batería principal, por estar muy lejano, le pusimos la proa avanzando hasta llegar a 4.000 yardas, y entonces abrimos fuego sobre él con toda nuestra batería de estribor, compuesta de cañones de tiro rápido. Nuestro fuego, al parecer, resultó muy efectivo, toda vez que ambos buques españoles apagaron los suyos, refugiándose bajo los cañones del Morro.

6. En el preciso momento en que este buque rompía el fuego contra los españoles, vimos un torpedero que salía del puerto navegando a gran velocidad, muy cercano de la costa, y con dirección al buque encallado, por lo cual nos fuimos sobre él siguiendo su rumbo tan cerca como nos era posible, y durante diez minutos lo cañoneamos con todas las piezas de la batería principal, a la que se sumaron las secundarias del lado de babor, fuego que obligó a dicho torpedero a buscar refugio detrás del vapor varado [2].

Entonces el Yosemite se detuvo en esta posición y continuó disparando granadas y shrapnels, hasta que el buque comenzó a arder; en estos momentos estábamos bajo el fuego de los fuertes y también bajo los cañones de gran calibre del crucero español.

7. En resumen: creemos que todo fué hecho, lo mejor que era posible, por un simple buque y con la intención de impedir que el bloqueo fuese roto. Después, como he dicho, el Yosemite abandonó al buque encallado y puso proa a los enemigos que se refugiaron al amparo del Castillo.

8. Todo el resto del día permanecimos listos para el combate y enarbolada nuestra bandera de guerra, navegando frente a los castillos y esperando el ataque de los buques de guerra españoles, incluso del torpedero; pero aconteció que ellos no quisieron salir del puerto.

9. Desde el principio del combate hasta su terminación, este buque sufrió el

  1. El castillo del Morro solamente hizo dos disparos al Yosemite con cañones de 15 centímetros. Ninguna otra batería de la costa cañoneó a dicho crucero auxiliar, como tampoco éste logró incendiar del todo al Antonio López.—N del A.
  2. Fué el pequeño cañonero Ponce de León, desprovisto de torpedos y armado, únicamente, con dos pequeños cañones de tiro rápido.—N del A.