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CRÓNICAS
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Julio 25.—No serían más de las nueve de la noche, ya bien obscuro, cuando un oficial del Estado Mayor del general Garretson llegó a galope por el camino de Yauco, anunciando que la compañía del 6. de Illinois, que estaba de avanzada, había sido tiroteada y que urgía enviar refuerzos. El teniente coronel Chaffin, que mandaba el regimiento (6.° de Massachusetts) en ausencia del coronel Woodward, ordenó al comandante Darling que seleccionase a dos compañías para reforzar la de Illinois.

Tomando la compañía L., de Boston, y la M., de Milford, marchó a toda prisa a lo largo del camino, que estaba bordeado de árboles tropicales, hasta llegar a la altura en la cual estaba apostada la compañía de Illinois. Con la ayuda de un jíbaro fué examinando el camino inmediato y colocó sus avanzadas en parajes convenientes. Durante la noche continuó el fuego, pero poco nutrido, por lo cual pensamos que el verdadero ataque de los españoles sería al amanecer, y por eso se pidieron refuerzos al campamento. A la una de la madrugada, cinco compañías, la A., la C., la K., la G. y la E., formaron en silencio, y a toda velocidad marcharon hasta llegar cerca de las otras, haciendo alto al abrigo de un campo sembrado de plátanos a la izquierda del camino..... Allí esperamos el amanecer y las instrucciones del general.

Julio 26.—Poco antes de las cinco de la mañana todas las compañías continuaron hasta los puestos avanzados, y allí la A. y la G. recibieron órdenes de apilar a la izquierda del camino sus rolls (rollo que contiene la manta, parte de la tienda saco y otras piezas del equipo del soldado americano), que quedaron al cuidado de un cen-

Combate de Guánica. A la derecha, la hacienda «Desideria» y corralón ocupado por las tropas españolas;
a la izquierda, loma y casa de Ventura Quiñones.