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A. RIVERO
 

tinela. La compañía L, fué relevada de las avanzadas, y formando detrás de la A. y ambas reforzadas con la G., constituyeron la vanguardia.

Las dos compañías, A., y G., avanzaron, y no habían recorrido sino unos cientos de yardas, cuando ellas y toda la columna recibieron fuego de fusil, que procedía de una altura situada a la izquierda. La primera descarga causó alguna confusión en las filas; pero la gente se rehizo muy pronto, terminando todo intento de desmoralización.

El capitán Gihon, de la compañía A., fué herido, y también el cabo W. S. Carpenter y el soldado B. Bostic, ambos de la L.; el primero, en un brazo, y el segundo, en los dedos; J. Drumond, de la compañía K., fué herido dos veces: la primera bala le atravesó el cuello, cerca de la columna vertebral, pero él se negó a retirarse, siguiendo en la línea de fuego, cuando recibió una segunda herida, que le produjo mucha sangre, pero resultó de poca gravedad. La compañía C., seguida por la L., la K. y la E., al encontrarse bajo el fuego enemigo, se dispersaron al principio; pero rápidamente se rehicieron, avanzando hacia la izquierda y sobre la altura, que quedaba al frente.

Las compañías A., L., y C. saltaron dentro de las cunetas, a ambos lados del camino, al recibir la primer descarga; después supimos que desde la posición mantenida por los españoles, y a una distancia no mayor de 200 yardas, se dominaba ambos lados del camino y, por tanto, dichas cunetas. El que no fueran heridos más hombres puede atribuirse, solamente, a que los españoles, después de hacer cinco descargas desde la altura, se retiraron. La mayor parte de los heridos fueron hombres que estaban en la retaguardia.

A la derecha del camino había una cerca de alambres de púas y un sembrado de plátanos, que, como aun estaba amaneciendo, aparecía muy obscuro; a pesar de eso, los flanqueadores saltaron la cerca y cruzaron el platanal; pero no habían llegado a la tercera parte del espacio que los separaba de la loma, cuando una emboscada española rompió el fuego. Las fuerzas enemigas, que disparaban desde lo alto, se retiraron entonces hacia el otro lado y no las volvimos a ver.

El fuego de la compañía del 6.° de Illinois, que ocupaba una casa en cierta altura, a un cuarto de milla a la derecha y detrás, resultó tan peligroso para los del 6.º de Massachusetts, que fué preciso enviarles un aviso para que cesasen de disparar. El combate no duró más allá de tres cuartos de hora. La compañía A., cuando escalaba la altura, a la izquierda del camino, pudo ver algunos españoles acostados dentro de un campo de maíz, al frente y a la derecha, y los tiroteó, con gran sorpresa de una parte de nuestras tropas, que venía marchando hacia ellos; éstos se retiraron, deteniéndose en una hacienda de caña, media milla más allá, donde vimos ondear la bandera francesa.

Otras fuerzas españolas marchaban por las montañas, a través del valle, retirándose hacia el Norte..... A esta hora, el capitán Mc-Neely, con 18 hombres de su compañía subió a la loma, ocupando posiciones a su izquierda, en formación de guerrillas, y en la misma línea que las otras cinco compañías; después de tomar un corto descanso al pie de la altura, toda la línea avanzó, simultáneamente, hacia la hacienda de caña, encontrando que el enemigo se había retirado.

Por nuestro flanco izquierdo, la línea avanzó un cuarto de milla al frente, hasta