destruir su moral. Yo sueño con bajar a la bayoneta al frente de una brigada de Cazadores, después de bien cañoneado el enemigo por nuestras ocho piezas de montaña; las guerrillas montadas harán lo demás con sus machetes.»
Y el valeroso caudillo que había conquistado todos los grados de su carrera militar en los campos de batalla, fué muy gozoso a proponerle aquellos planes de guerra al coronel Camó. Cuando pasada una hora regresó al Castillo parecía triste y desalentado; lo habían escuchado con disgusto, indicándole que su permanencia era indispensable en la plaza, de la cual era gobernador. «Casi me llamaron entrometido», murmuraba el general Ortega.
La proclama.—Hasta el día 26 nadie supo una palabra de verdad sobre los sucesos de Guánica y Yauco; circulaban distintos rumores procedentes de las oficinas del Estado Mayor. Se hablaba de que los voluntarios de Yauco, Peñuelas y Sábana Grande habían realizado verdaderas locuras; hasta se dijo que una sección de macheteros, cargando al arma blanca contra los americanos los habían obligado a reembarcarse con grandes pérdidas. Un ayundante de campo del general Macías, al pedirle noticias, me dijo en secreto: «Los hicimos reembarcar a bayonetazo limpio.»
En dicha fecha la Gaceta oficial publicó el siguiente documento:
Orden general del día 26 de julio de 1898 en San Juan de Puerto Rico.
Soldados, marinos y voluntarios.—El enemigo que ha tiempo acechaba la ocasión de invadir esta isla, con el propósito de posesionarse de ella, desembarcó ayer un cuerpo de tropas en el puerto de Guánica. Para combatirlo con prontitud marcharon fuerzas del Ejército y de Voluntarios que, con gran decisión, han sostenido ya diferentes combates, demostrando así, los últimos, que las armas que espontáneamente tomaron lo son para la defensa de la nacionalidad de esta tierra española, y dando a la vez honra y ejemplo a los demás cuerpos de su Instituto.
Para contrarrestar la invasión extranjera, además de los Institutos armados, confío no ha de faltarme la valiosa cooperación y espontáneo esfuerzo del país, que en paz y prosperidad ha vivido hasta el día con su nacionalidad española, cuya fe ha acreditado en otras invasiones anteriores y que en ésta me prometo confirmará. Manuel Macías.
Lo que de orden de S. E. se publica en la de este día para general conocimiento.
El Coronel Jefe de E. M., Juan Camo.
En Wáshington.—La primera noticia del desembarco y captura de Guánica se recibió en Nueva York, por un cable de la Prensa Asociada. El despacho del general Miles no llegó a su destino hasta las nueve treinta y cinco minutos de la noche del 26 de julio. La ansiedad fué muy grande entre los hombres del Gobierno que esperaban el desembarco por Fajardo. Antes de su salida de Guantánamo el general Miles había enviado este cable: