Página:Crónica de la guerra hispano-americana en Puerto Rico.djvu/239

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
CRÓNICAS
205
 

Resumen de las bajas españolas: Muer- tos, tres; oficiales heridos, dos; heridos de tropa, cinco; total, 10. Las bajas de la fuerza de Garretson fue- ron dos oficiales y tres de tropa heridos. El general Garretson, en su informe oficial, hizo especial mención, por el valor y serenidad demostrados, del comandante C. K. Darling y capitán E. J. Gihon, ambos del 6.° de Massachusetts; también recomen- dó al comandante Hayes, de caballería, y a varios oficiales más. Mr. Charles Vernou, capitán del regimiento de infantería núm. 19. Mientras duró el combate nocturno los buques anclados en la bahía de Guánica iluminaban con sus proyectores todos los cerros de las cercanías. La noche del 26 de julio, la fuerza del teniente coronel Puig se acantonó en Yauco, colocando fuertes avanzadas hacia Guánica y enviando pare- jas de exploradores montados en todas direcciones. En San Juan.-Al saberse en San Juan el desembarco por Guánica, hubo gran excitación que se tradujo en idas y venidas de los más altos jefes a las oficinas del Estado Mayor y palacio de Santa Catalina. Durante las primeras horas, el Alto Man- do español creyó que aquella operación de guerra era, simplemente, un falso ataque para atraer hacia el Sur a las fuerzas defer ras, mientras la verdadera expedición to- maba tierra por Fajardo, punto elegido, según noticias, para invadir la Isla. Se die- ron órdenes y contraórdenes para que fuerzas de Ponce marchasen a Yauco y Pe- ñón de Tallaboa, y que otras, desde Mayagüez, siguiendo la carretera de Sabana Grande, concurriesen a Guánica. Más tarde se dejó en suspenso lo ordenado a la Co- mandancia de Mayagüez, y en cuanto a la tropa que ocupó el Peñón de Tallaboa, des- pués de permanecer poco más de un día en aquel sitio, a la intemperie, retrocedió a Ponce. Solamente, en medio de tanta con- fusión, el general Ortega aparecía sereno.. «Ya están en tierra-me dijo, y ahora comienza la guerra; por mar son los más fuertes; pero a campo raso tenemos la sartén por el mango; ya deberíamos estar en Guá- nica, antes de que se repongan de las fatigas. del viaje, tiroteándolos noche y día para D. Félix Matos Bernier.