Página:Crónica de la guerra hispano-americana en Puerto Rico.djvu/250

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida
214
A. RIVERO
 

pedido, especificando que su marcha hacia Adjuntas, y desde allí hasta Arecibo, lo hizo en virtud de los telegramas recibidos, órdenes a las cuales ajustó su conducta.

No parecieron satisfacer estas explicaciones al jefe de Estado Mayor, toda vez que por la noche dirigió a Puig otro telegrama, siempre a nombre de S. E., telegrama que más tarde desapareció del archivo de Capitanía General, y por cuya razón

Casa-Ayuntamiento de Yauco.

desconozco su texto; aunque sí me consta, de una manera cierta, que en él se criticaban duramente los actos de Puig, haciendo alusión a su marcha desastrosa, y terminaba recordando ciertas advertencias de las Ordenanzas Militares, a cuyo cumplimiento obligaba el honor de todo oficial.

Aquella noche permaneció intacta la cama del primer jefe de Patria, y, ya de madrugada, vistiendo de uniforme y con todas sus armas, salió para la playa; al llegar allí, desenvainó el sable, clavólo en la arena profundamente, y, al mismo tiempo que su mano izquierda se apoyaba en la vaina de acero, se disparó un tiro de revólver sobre la sien derecha, cayendo a tierra y doblando al caer la vaina del sable.

Comenzaba la alborada del día 2 de agosto de 1898 cuando un pescador que