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CRÓNICAS
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al mismo tiempo algunos soldados fueron muertos y otros heridos; y entonces, el capitán Hita, en quien había recaído toda autoridad, ordenó a los soldados que levan- taran las culatas de sus fusiles (muchos aparecieron después cargados), y él mismo hizo señales al enemigo agitando su sombrero y un pañuelo. Puente a la salida de Coamo para Aibonito, y cerca del cual tuvo lugar el combate. Las fuerzas americanas inmediatamente suspendieron el fuego. Algunos sargen- tos y muchos cabos y soldados de Patria dijeron, a gritos, que ellos no se rendían; y atravesando la carretera subieron loma arriba, por un camino de herradura llamado de Palmarejo, y horas más tarde fueron recogidos sobre la carretera por las fuerzas de auxilio que venían del Asomante. Dos soldados.-El abanderado, segundo teniente, Julio Villot Varela, para esca- par más fácilmente, dejó en tierra la bandera de su batallón. Un modesto soldado, Ramón Suárez Picó, se hizo cargo de ella, y a campo traviesa la llevó hasta el Asomante, donde hizo entrega de aquella insignia al comandante Nouvilas; otro sol- dado, Francisco Moreno, como viera caer herida de un balazo la mula que conducía la pequeña caja que encerraba los fondos de la columna, tomó sobre sus hombros aquella caja, y por entre las malezas, recorriendo cuatro millas, la condujo a lugar seguro. La Gaceta de Puerto Rico publicó algunos días después el siguiente documento: