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A. RIVERO
 

El secretario de la Guerra desea saber, cuanto antes, qué más gente necesita usted para continuar la campaña de Puerto Rico. El desea enviarle a usted, con toda rapidez, todos los hombres que usted necesite, pero ni uno más.

H. V. Corbing,
Ayudante General.

Ponce, agosto 8, 1898.

Secretario de la Guerra, Washington, D. C.

Creo se ha enviado a Puerto Rico suficientes tropas; no se necesitan más baterías de artillería ligera.—Miles.

* * *

La carta a la que hace referencia el cable del general Miles, fechado en Ponce el 31 de julio, decía lo siguiente:

Puerto de Ponce, Puerto Rico, julio 30, 1898.

Al Hon. Secretario de la Guerra, Washington, D. C.

Señor:

Esta expedición se formó con destacamentos enviados desde Santiago, Tampico, Tampa, Charleston y Newport News, con la intención de reorganizarlos en Guantánamo o en una de las pequeñas islas cercanas al cabo de San Juan (isla de Puerto Rico). Con la conformidad de un jefe de Marina [1], Punta Fajardo fué el punto seleccionado para el desembarque.

Más tarde se supo que este puerto era una rada abierta y nada segura; y, además, como transcendió que nosotros pensábamos desembarcar por ella, los españoles tuvieron tiempo sobrado para reconcentrar sus fuerzas en la vecindad antes de que llegásemos. Yo supe después que los caminos, por aquella parte, no permitían el paso de los cañones ni de los carros del parque de municiones.

Antes de salir de Guantánamo estuve esperando botes, lanchas de vapor, remolcadores, etc., que debían enviárseme desde Santiago y New York; nada de esto llegó antes de la salida ni después, tampoco lo encontré, como esperaba, en el Canal del Viento. Esto dejaba mis fuerzas sin medios de desembarco y de transportes.

Las razones expresadas me decidieron a tomar, primeramente, los puertos de Guánica y Ponce; desde este último parte un camino afirmado, que costó al Gobierno español millones de dólares, y que llega hasta San Juan, distante 70 millas.

Hemos desembarcado en un país saludable, bien poblado, y donde si fuera necesario podríamos obtener grandes cantidades de carne y también medios de transportes. Bajo tales circuntancias resulta este punto de mejores condiciones estratégicas que el otro. Además, esto nos permite emplear todo el tiempo necesario, reorganizando las fuerzas antes de marchar al interior, de manera que estas fuerzas, por su aspecto, produzcan una impresión favorable entre los habitantes del país. Se ha te-

  1. Almirante Sampson.—N del A.