El total de prisioneros fué un coronel, un teniente coronel, un primer teniente y 53 soldados, entre ellos, uno herido; 53 fusiles Máuser y 44 Remington; 100.000 cartuchos, ocho mulas con sus cargas, un botiquín, gran número de mochilas, y además, el caballo del coronel Soto.
Al amanecer del 14, toda la orilla del río Guasio, a inmediaciones del vado Zapata, apareció cubierta de capacetes, correajes, mantas, mochilas y otros objetos de equipo y vestuario abandonados por la tropa española antes de arrojarse a las turbulentas aguas del río.
El Cuartel General de la brigada Schwan regresó a Las Marías y acampó en la plaza principal, donde, por algún tiempo, estuvieron también los caballos del capitán Macomb.
El coronel Soto, escrupulosamente atendido y curado por los cirujanos americanos, fué entregado más tarde al Sr. Olivencia, bajo palabra de honor que diera este caballero, quien lo condujo a su casa y le cedió su lecho; allí permaneció once días, cuidadosamente atendido, y, por último, siguió a Mayagüez, donde el general Schwan le hizo objeto de las mayores consideraciones, y, sin exigirle la acostumbrada palabra de honor, le permitió habitar con sus familiares.
Osés y los restantes prisioneros entraron, al día siguiente del combate, en Mayagüez, custodiados por fuerza americana, y en esta ciudad una parte del populacho intentó algo vergonzoso, que fué reprimido a tiempo por los oficiales del general Schwan. La vanguardia Gilbreath no tuvo baja alguna; las de los españoles fueron dos muertos, enterrados por soldados americanos del 11.º batallón; además, un cabo de artillería murió de asfixia a mitad de la cuesta que conduce a la casa de Oronoz, los heridos fueron nueve.
Hacia Lares.— He dicho que en la finca Oronoz se encontraron Suau y el comandante Jaspe, ahora al mando de la fuerza española, y como no se divisase tropa