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A. RIVERO
 

soldados y clases de las mismas ^, comenzó a mirarse dicho instituto con creciente prevención por las autoridades de la Isla, y año tras año fué mermando su efectivo hasta que, por fin, fueron declaradas a extinguir, disueltas sus secciones como tales unidades, licenciadas las clases e individuos de tropa, y concediéndoles a los oficia- les el uso de uniforme y percibo de haberes que les era abonado, cada mes, por el Tesoro de Puerto Rico. En abril del año 1898, al suspenderse las garantías constitucionales en la Isla, el cuadro de Milicias a extinguir estaba compuesto como sigue: Teniente coronel comandante, Juan Tinajero Fernández. Capitanes de infantería, Manuel Muñoz Barrios y José Mislán Capella. Capitanes de caballería, Casiano Matos Canales, Rodulfo Toro y Zapata, Buena- ventura Quiñones, Nicanor Fernández Cuadra y José Muxó Espinet. Primeros tenientes de infantería, José Muñoz Barrios, Tomás Mora Roux, Salus- tiano Sierra David, Félix Reyes Tricoche, Regino Ortiz Colón, Luis Mislán Capella y Tomás Morales Acosta. Primeros tenientes de caballería, José Maymí Torrens, Francisco Izquierdo Re- bel, Vicente Alvarez Dávila, Federico Armas Suárez, Antonio Izquierdo Costa, Sil- vio Pujáis Lleonart, Antonio Consilada Morales, José Acosta Ramírez, José Dávila Cordovez, Gonzalo Ruiz Cáceres, Eduardo Cardona Villafañe y Francisco Vargas Santiago. Todos contribuyeron, con una parte de sus sueldos, a engrosar la suscripción para gastos de guerra, y sin una sola excepción brindaron sus servicios para volver a las filas, servicios que no hubo oportunidad de utilizar. Estos oficiales que relacionamos, y tal vez alguno que hayamos omitido, fueron el remanente de aquellas heroicas milicias que tuvieron a raya a todos los invasores y, principalmente, a los ingleses en el año 1797. 1 El teniente retirado de Milicias, Pedro San Antonio Guerra, al frente de 17 milicianos, hizo frente a los sublevados, cuando éstos invadieron el Pepino, obligán«lolos a huíi, y terminando, virtualmente, con este acto, la sublevación. Le acompañó, aquel día, el teniente de caballería Pablo Charri, y durante todas las ope- raciones militares que siguieron, cooperaron con las tropas fuerzas milicianas de a pie y montadas. — N. del A.