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CRÓNICAS
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merosos individuos desafectos a España, que por allí habitaban y sosteniendo constantes relaciones con el leader separatista Mattei Lluveras. Muchas tardes, aparentando dedicarse a la pesca, pudo reconocer todo el puerto de Guánica y sus canales practicando cuidadosos sondeos, y cerciorarse de que ni en dicha bahía, ni en sus alrededores, había minas ni otras defensas que un pequeño fortín, reforzado con troncos de árboles y construido muy a la ligera.

El general Macías había recibido una información cablegráfica del cónsul español de St. Thomas, advirtiéndole que un americano, quien se hacía pasar por periodista, pero que indudablemente debía ser, como se desprendía de su lenguaje y aspecto, un oficial del Ejército americano, había desaparecido de aquella isla el mismo día de haber zarpado con rumbo a Ponce el vapor de carga Andarose. Dicho cónsul fué más allá en su información, añadiendo que el supuesto periodista era un teniente de apellido Whitney, quien había recibido del Gobierno americano una misión secreta para desembarcar en Puerto Rico y ponerse en relaciones con sus habitantes; el mismo funcionario daba en su telegrama las señas exactas y minuciosas de aquel oficial.

Al recibo de tan importante información, toda la policía de Orden público, la Guardia civil y los detectives al servicio del general Macías, se pusieron en movimiento. Witney fué localizado en Arroyo por un sargento de la Guardia civil; pero el temor que existió durante toda la guerra de provocar un conflicto con Inglaterra, impidió toda acción de las autoridades, ya que el espía no se ocultaba, y aparentando ser un ciudadano inglés, mantenía estrechas relaciones con su cónsul en aquella población; y de esta manera, y merced a su osadía y a la torpeza de los polizontes, pudo llenar la misión que se le confiara, escapando libremente el día 2 de junio con rumbo a Nueva York, adonde llegó el 7, y a la tarde siguiente dió cuenta de su aventura al presidente Mac-Kinley, quien para escucharle había reunido todo su Gabinete.

Según las notas que conservo, el día 27 de mayo el vapor Andarose fué despachado por la Aduana de Ponce después de cargar para Halifax 605 bocoyes, 119 barriles y 9.904 sacos de azúcar, pesando todo 1.344.822 kilos, y además 350 bocoyes de miel, con un peso de 165.900 kilos, abonando por derechos de carga 1.250 pesos 50 centavos; de Ponce siguió el Andarose al puerto de Arroyo, donde con fecha 2 de junio zarpó para Nueva York, habiendo cargado en aquel último puerto 481.542 kilos de azúcar y 3.150 de ron, por los cuales abonó como derechos de Aduana 397 pesos 27 centavos, y como tributo de exportación, 3 pesos 15 centavos.

La información y sugestiones del teniente H. H. Whitney, ascendido entonces a capitán, hicieron tal impresión en el generalísimo Miles, que ya cerca de San Juan, al frente de las fuerzas invasoras, varió de objetivo, haciendo rumbo hacia Guánica, en vez de desembarcar, según el plan acordado, en las playas de Fajardo.

Cualquiera que sea el juicio que a los técnicos militares pudiera merecerle este