Página:Crónica de la guerra hispano-americana en Puerto Rico.djvu/552

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida
504
A. RIVERO
 

cambio de planes de guerra, no cabe duda que la ciudad de San Juan y sus vecinos son deudores de inmensa gratitud al teniente Whitney, hoy mayor general retirado residente en el Hawaii, y que pasa los calores del verano en el lujoso hotel Normandía de San Francisco de California. Según el plan primitivo, mientras la expedición Miles tomaba tierras por Oriente, avanzando después sobre la capital de la Isla, la flota americana daría principio a un bombardeo, no interrumpido, contra las defensas y ciudad de San Juan. Aquí no hubiera quedado piedra sobre piedra, y las pérdidas de vidas y de propiedades hubieran sido incalculables; todo este horror de la guerra fué evitado por la inteligente intervención del valeroso artillero, a cuyas bondades debo el poder ofrecer a mis lectores un resumen de su viaje por nuestros campos, documento que, acompañado de una expresiva carta, recibí el día 26 de abril de 1 921. Con el memorándum y carta venía también un retrato que representa al mayor general Whitney cuando al frente de una brigada de artillería de campaña, número 63, el año 1918, se batía en los campos de Francia contra los ejércitos alemanes. El memorándum de referencia es como sigue:

«Bajo órdenes secretas del secretario de la Guerra (Alger), el ahora brigadier general H. H. Whitney (entonces segundo teniente del 4.° Cuerpo de artillería de los Estados Unidos), embarcó en mayo 5, 1898, en Cayo Hueso a bordo del acorazado Indiana (al mando del capitán Harry Taylor, de la Armada de los Estados Unidos), con rumbo al Este y en ruta para San Juan, Puerto Rico. Cuando el teniente Whitney sospechó el objetivo de la flota de Sampson, persuadió al capitán Taylor de que lo permutase con un periodista del yate Anita, uno de los dos barcos de la Prensa que consiguieron seguir a la escuadra, siendo el otro el de la Prensa Asociada, nombrado Dauntless. El Anita, después de presenciar el fútil bombardeo de San Juan, salió para Carlota Amalia, Indias Danesas, la estación más próxima de cables, desde donde podían enviar sus despachos.

El teniente Whitney, pasando como corresponsal, supo en Saint Thomas que el barco de carga inglés Andarose estaba a punto de salir para Puerto Rico con objeto de tomar un cargamento de azúcar y mieles, que los comerciantes españoles estaban ansiosos de vender antes de la esperada invasión yankee de la Isla. Con la ayuda del cónsul americano Hanna consiguió que el pinche de cocina (un negro) desertara después que el barco hubo obtenido del cónsul español sus papeles de despacho. A media noche, y antes de la salida, Whitney se apoderó de una yola y remó hasta el Andarose; buscó allí al negro, le dio algún dinero y una carta para el cónsul Hanna y, enviándolo a tierra en la embarcación robada, se escondió a bordo sin ser notado. A la mañana siguiente (después que el Andarose hubo levado anclas y estaba ya en mar abierta) Whitney compareció ante el capitán del barco (un escocés llamado Smith) y le manifestó que se quería matricular en lugar del desertor, añadiendo que, de no hacerse la substitución, los documentos del barco no corresponderían con el número de sus tripulantes. Whitney firmó los papeles de matrícula, con una paga de tres libras esterlinas por mes, y con el nombre de «H. H. Elías» (el de uno de sus bisabuelos, que fué soldado en la revolución), lugar de nacimiento: Brístol, Inglaterra.