das hacia aquel sitio, y además médicos, practicantes, enfermeros y botiquines; el general Ortega, el coronel de artillería y otras autoridades se dirigieron, por mar, a Miraflores, adonde más tarde fué también el capitán general Macías. La Cruz Roja del distrito de la Marina, ocupando un bote, acudió con todo su personal y material. La primera embarcación que llegó al paraje de la catástrofe fué la draga España, al mando de su capitán José Fuentes Pérez. Cómo ocurrió la catástrofe.-A la hora indicada había en el muelle de la isleta alrededor de trescientas cajas de pólvora, pesando, aproximadamente, un quintal cada una. El bote de vela Borinqueño estaba a medio cargar; la pólvora era llevada por él a bordo de la goleta Concepción, anclada a cien metros del muelle. La goleta
era la encargada de arrojar, cada día, el cargamento fuera de la Boca del Morro. Uno
de los boteros había encendido su cigarro, lo que estaba vedado, y como viera que
el capitán González salía del polvorín, para ocultar su falta lo arrojó dentro del bote.
Aunque la pólvora estaba envasada, siempre se tamizó algún polvorín, y sobre él
cayó el cigarro, causando la explosión de la pólvora que contenía la embarcación.
Seguidamente se inflamó la que estaba en el muelle, el cual quedó destruído, vo-
lando sus sillares a gran distancia; el bote desapareció.
Las víctimas fueron diez y ocho: catorce artilleros, todos de mi batería; el peón
de confianza del parque, de apellido Santín, y los boteros Félix Rivera Carrillo, Eus-
taquio Olivo y Doroteo Benítez; tres artilleros más que estaban a distancia, Lino
Ramírez, Miguel Fournier y Francisco Lanas, resultaron con heridas; grave Fournier
y los demás leves.