III
ESCOLTA DEL GENERAL MACÍAS
Días antes de que se proclamase en San Juan el estado de sitio, un centenar de jóvenes, pertenecientes a las más distinguidas familias portorriqueñas, visitaron Capitán general Macías, en el Palacio de Santa Catalina, y allí le ofrecieron sus ser-
vicios para toda función de guerra. El general, apreciando en su justo valor tales
ofrecimientos, los aceptó y dispuso que 40 de aquellos jóvenes formasen una sec-
ción montada que debía acompañarle, como su escolta, en todos los actos oficiales,
y que también le seguiría al campo si las operaciones militares le exigían tal me-
dida. Se nombró instructor de los nuevos reclutas voluntarios al comandante de in-
genieros Julio Cervera, ayudante de Su Excelencia, y después de amaestrarlos en el
manejo del arma y evoluciones pie a tierra, practicaron ejercicios a caballo, pues di-
cha escolta era montada, y en la primer revista que pasó el gobernador de Puerto
Rico a todas las tropas y voluntarios de la guarnición de San Juan, aquellos 40 jóve-