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CRÓNICAS
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cuales publican telegramas de Nueva York, relatando el bombardeo, incendio y ca- pitulación de San Juan de Puerto Rico. La alarma y ansiedad fueron inmensas entre la colonia portorriqueña de París; pero Silva, que tenía en su poder cables directos, con todos los detalles, celebró una entrevista con redactores del diario Le Soir^ y expuso la verdad de lo ocurrido aquel día.

— El ministro de Ultramar envía un cable, que publica La Gaceta^ concediendo entrada franca en todos los puertos de la Península, Canarias y Baleares, a los pro- ductos de Puerto Rico (menos al tabaco), conducidos bajo cualquier bandera. Es bien triste que el deseado cabotaje^ por el cual se ha luchado tantos años, lo vengamos a obtener ahora, gracias al cañón enemigo.

— Esta tarde bajé al cementerio; los nichos números I, de las filas I.^ 2.^, 3.^ y 4."" de la galería, permanecen al descubierto; allí chocó un proyectil el día 12, y aun se ven huesos. (¿Pero estos muertos no tienen parientes?

Junio, 7. —¿Qué pasa? Anoche, los pocos habitantes que quedaban en San Juan no se acostaron. Yo no sé qué supieron ellos ni qué noticias pudieran tener que les causaran tales sobresaltos.

— Llega a Ponce un vapor cargado de bacalao; conduce ^12 terzones para Mo- rales y Compañía.

— En Bayamón hay varios casos de viruelas bravas. Esto nada más nos faltaba.

— Escriben de Guayama que ayer hubo allí una gran revista militar, a la que concurrieron, además de los Voluntarios y tropa de línea de aquella ciudad, todas las que guarnecen el pueblo de Arroyo; también formó la guerrilla montada de Vo- luntarios, jurando la bandera los nuevos reclutas. En la quinta Rovira se repartió un soberbio rancho, licores y tabacos. El teniente coronel Jenaro Cautiño fué el alma de toda la fiesta, y pronunciaron discursos él y además Cobas y Virella, jefes de Vo- luntarios.

— ^ Algunos soldados del batallón de «Tiradores» que se habían ausentado sin permiso están sufriendo arresto.

— Todos los batallones están comprando caballos para sus guerrillas montadas; el precio máximo es de 90 pesos cada uno.

— Cada día se facilita a la Prensa, en el Estado Mayor, copia de los cables que se reciben de Cuba. Continúa el bombardeo de Santiago.

— El doctor del Valle, alcalde de esta ciudad, ha recibido hoy el siguiente cable del general Polavieja, Presidente de la Cruz Roja española:

«Felicitámosle brillante comportamiento Sociedad. Envíenos detalles. — Pola- vieja.»

— Llegan periódicos de St. Thomas con muchas noticias de la Prensa ameri- cana. Parece que el secretario de Marina, Long, está muy disgustado por el bom- bardeo de San Juan. Los corresponsales de la Prensa asociada americana le pidieron una conferencia, en la cual manifestó lo que sigue:

«El ataque a Puerto Rico era innecesario y no entraba en los planes del Go- bierno. Iba allí nuestra escuadra con objeto de vigilar la Isla, por si se dirigía a ella la escuadra española. Sampson no tenía orden para bombardear a San Juan.

Si lo hizo fué porque al aproximarse el remolcador Wompatuck, que llevaba ban- dera blanca, los cañones del Morro de San Juan dispararon sobre nuestros barcos, ^stos tuvieron que contestar.»

Esto no es exacto; la escuadra americana fué la primera en romper el fuego; es bien sabido que nosotros lia confundimos con la de Cervera.