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A. RIVERO
 

Desde hace algunos días recibí órdenes para despedir a todos los Auxiliares de artillería. AGOSTO, 10.-Pedro Bolívar, teniente de Voluntarios, que manda la guerrilla montada del primer batallón, se ha caído hoy de su caballo, recibiendo golpes de poca importancia. Guaynabo está repleto de embriscados; en la finca «Pájaros», de Bayamón, se trata tan bien a los veraneantes, que su número crece de día en día. Parece que allí celebra sesiones la Audiencia con casi todos sus magistrados, quienes han abando- nado sus puestos. Rumores de paz llenan la población; no se habla de otra cosa. La suscripción nacional asciende hoy a 189.992 pesos y 78 centavos. El Estado Mayor da cuenta de un combate en Coamo, pero sin añadir deta- lles. He sabido que allí murieron el comandante Illescas y el capitán Frutos López; y en los Cuartos de Bandera se trata muy mal a un capitán que obligé tropa, sin necesidad, a levantar las culatas de los fusiles, e hizo señales con su pañuelo para rendirse. - A las tres y minutos de la tarde de ayer se detuvo frente a la Boca del Morro el crucero de guerra inglés Talbot, que saludó a la plaza con las salvas reglamenta- rias; contesté su saludo, y estos cañonazos, de los cuales el vecindario no tenía cono- cimiento, produjeron alarma inusitada, porque creían que aquel buque estaba haciendo fuego contra mi castillo y que éste contestaba. Salió un remolcador, el Ivo Bosch, y trajo a la ciudad al nuevo cónsul inglés Mr. Leonel E. G. Garden. El ante- rior era Mr. G. W. Grawford. Esta noche habrá retreta en la plaza principal. AGOSTO, II.--El general Ortega ha prohibido que se saquen víveres de la ciudad; licores de todas clases pueden ser llevados por los vecinos. Parece que Ortega trata de sitiar por hambre a los embriscados, que cuando notan un período de tranquili- dad vienen a San Juan, hacen apresuradamente sus compras y regresan a su refugio. Hoy he sabido que 17 Guardias civiles, al mando del teniente Redondo y del sargento Fernández, rehusaron rendirse al final del combate de Coamo, como les ordenaba el capitán Hita, y tomando el camino de Pelmarejo llegaron sin novedad hasta Aibonito. AGOSTO, 13.-La Gaceta de hoy publica el comunicado oficial sobre el combate de Hormigueros. Ayer regresó la columna Pino que fué a Fajardo. Ha entrado en Mayagüez el crucero Montgomery y un transporte, condu- ciendo mil hombres de tropa, que se alojan en el tinglado del muelle. Lo he sabido en el Estado Mayor. Creo que la paz está muy próxima, porque la censura suaviza sus procedi- mientos. La Prensa de hoy publica algunos artículos en los cuales se ensalza la ban- dera americana, «Old Glory», Señales de los tiempos. Hoy muchas casas de la ciudad aparecen habitadas; y es que los embriscados, que siempre son los primeros en saber las noticias, comienzan a regresar. ¿Qué pasa? Los que en San Cristóbal velamos noche y día nada sabemos; pero algo muy grave debe ocurrir, porque el general Ortega está triste y taciturno. - A la una y media de la madrugada el capitán de artillería, Aureliano Esteban, que acaba de llegar al castillo; dice que estaba en una reunión con el Capitán de puerto, Eduardo Fernández, y que éste le aseguró haber un cable recibido por el bri- gadier de Marina, en que se notificaba, a esta autoridad, que el Protocolo de paz ha sido firmado. El general Ortega se pone furioso y dispone que Esteban y yo mar- chemos, inmediatamente, a conferenciar con dicho capitán Fernández. Llegamos al pabellón donde aquél habita, en la Marina, y después de despertarlo nos dice que,