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APÉNDICE NUMERO 7

Sobre el bloqueo de San Juan

U. S. S. St, Paul. Mola de St. Nicolás, Haití, junio 27, 1898.

Señor:

En vez de abandonar el bloqueo de San Juan esta noche, y seguir directamente a New York, por carbón, de acuerdo con sus órdenes, decidí ayer venir aquí con objeto de recomendar a usted el pronto aumento de la fuerza naval que bloquea el puerto de San Juan, donde el Yosemite^ actualmente, está solo, como estuvo St, Paul hasta la llegada del Yosemite

Tan pronto como este buque llegó frente a San Juan le fué demostrado que no podía aproximarse, sin peligro, a las baterías. En efecto, los buques de guerra espa- ñoles han resuelto mantenerse al amparo de las baterías, las cuales, como a usted le consta, son muy fuertes y bien servidas.

Deseo, respetuosamente, sugerirle que existe mayor dificultad en bloquear este puerto que el de la Habana, donde no hay buques de guerra enemigos, ni destroyers, y donde el puerto puede ser bloqueado, al mismo tiempo, por el Este y Oeste, te- niendo así asegurado el flanqueo.

Los buques que intenten burlar el bloqueo de San Juan pueden, a causa de la poca extensión de la Isla de Este a Oeste, recibir noticias telegráficas en cualquier otro puerto del litoral, sobre la situación del bloqueo, y en pocas horas entrar en San Juan. Esto también pueden hacerlo tocando antes en los puertos del Este y Oeste de St. Thomas.

Cuando un solo buque constituye la fuerza del bloqueo, éste se ve, a menudo,

obligado a pasar visitas a buques que se aproximan mucho a la costa, y esto es dema- siado expuesto a un ataque durante la operación.

Mi salida de San Juan, un día antes de lo que era mi intención, fué debido a la creencia, basada en noticias que recibí de la ciudad, de que el Terror no podía, en un solo día, reparar todo el daño que le hizo el St. Paul^ sobre lo cual llamo su atención en otra carta de esta misma fecha. Es juicioso tener constantemente en el pensamiento al Terror como posible fuerza activa; pero aun no ocupándonos de él, los servicios que deben ser realizados por el Yosemite^ de bloquear un puerto bien fortificado, donde existe una fuerza de buques enemigos que, unidos, es mayor que la de él, es asunto muy difícil. Si permite que lo echen fuera de la costa, aún tempo- ralmente, podría establecerse la reclamación de que tal bloqueo no era efectivo. Esto aun era más fácil cuando el St, Paul estaba solo en el bloqueo, a causa de que su velocidad se había reducido considerablemente por un accidente de la máquina de estribor

Me aventuro a sugerir que, para hacer efectivo el bloqueo de San Juan, hace falta