Nuestro movimiento de emancipación no fué cosa puramente pasional, esto es, hijo de un momento de entusiasmo enardecido, de dignidad que reacciona de súbito y se calma, no: tuvo mucho de profundamente reflexivo y meditado. De aquí la línea recta, el paso sin vacilación ni duda con que nuestros padres fueron del Grito de Independencia a la Jura de la misma, y de la Jura a la Constituyente de la República que de Cuenca quisieron hacer e hicieron. Dadas al ETERNO las gracias por su intervención en el trascendental suceso de los días 3 y 4; echado el sello, con el juramento del día 5, a la obra en que pusieron la mano, y gastados los días 6 y 7 en los precarios arreglos del régimen de primera hora, los Próceres, por medio del Jefe que a su cabeza colocaron, expidieron el día ocho la orden convocatoria a la función electoral de los Diputados que debían extender y sancionar el PLAN DE GOBIERNO de la República proclamada. Originalísimos y sinceros en sus cosas, prescindieron de nombres retumbantes y se fueron al grano en derechura: denominaron CONSEJO