Página:Cuentos clásicos del norte.djvu/41

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido validada
21
El Escarabajo de Oro

Legrand con más gravedad de lo que requería el caso, a mi entender;—pero esto no es razón para que dejes quemarse la cena. El color,—prosiguió volviéndose a mí,—es bastante para justificar la opinión de Júpiter. Jamás habréis visto reflejos metálicos más brillantes que los que sus escamas emiten; pero no podéis juzgar de ello hasta mañana. Entretanto puedo daros alguna idea de su forma.—

Hablando así, sentóse a una pequeña mesa donde había tintero y plumas, pero no se veía nada de papel. Buscó en los cajones sin poder encontrar ninguna hoja.

—No importa,—dijo al fin;—esto servirá lo mismo.—

Y sacando del bolsillo de su chaleco algo que me pareció una hoja sucia de papel de oficio, púsose a dibujar un boceto a pluma. Mientras él procedía, permanecí yo en mi sitio junto al fuego, pues aun sentía frío. Cuando terminó su trabajo me lo alargó sin levantarse. En el momento en que lo recibía, dejóse percibir un fuerte gruñido seguido de arañazos a la puerta. Júpiter abrió, y un enorme terranova, que pertenecía a Legrand y a quien había yo demostrado gran simpatía en mis visitas anteriores, se precipitó dentro saltando sobre mis hombros y llenándome de caricias. Cuando terminaron sus cabriolas miré el papel y, a decir verdad, me sentí no poco asombrado al ver el dibujo de mi amigo.

—Bien,—dije, después de contemplarlo por algunos minutos;—esto es un escarabajo muy extra-