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Cuentos Clásicos del Norte

miraba, a diferencia de otras agrupaciones, con tanta reverencia que parecía que sus vestiduras debieran encarnar la santidad. Estos santos varones ejercían su influencia para tranquilizar al pueblo, pero sin tratar de dispersarlo. Al mismo tiempo era motivo de comentarios diversos y curiosidad general el objeto del gobernador al turbar la paz de la ciudad en tales momentos, en que la más ligera conmoción podía provocar un estallido en todo el país.

—Satanás dará ahora su golpe maestro,—exclamaban algunos,—porque él sabe que el tiempo es corto. ¡Todos nuestros piadosos pastores serán llevados a prisión! ¡Habremos de verles en las hogueras de Smíthfield[1] de King Street!—

A esto, los feligreses de cada parroquia se reunían apretadamente en torno de su ministro, que miraba tranquilamente a lo alto y asumía mayor dignidad apostólica, como candidato dispuesto a recibir el honor más alto de su carrera, la corona del martirio. Esperábase verdaderamente en aquel momento que la Nueva Inglaterra tuviera su propio John Rogers[2] para reemplazar a este varón ilustre en el martirologio.

—El Papa ha ordenado una nueva San Bartolomé! —gritaban otros. —¡Nos asesinarán a todos, a los hombres y a los niños!—

Aun este rumor tenía sus adherentes, aunque la clase más pradente juzgaba el objeto del goberna-


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  1. Sitio notable en Londres en tiempo de la reina María por ser el lugar donde levantaban la pira para quemar a los heréticos.—La Redacción
  2. Clérigo protestante inglés. Después de la exaltación de la reina María al trono predicó contra los dogmas del catolicismo en Paul's Cross; siendo arrestado, juzgado y quemado como hereje.—La Redacción