qué, si no, habría ocupado tanto tiempo este sitio preferente?
Como no contesto de pronto el tío, contra su costumbre, porque siempre se mostraba tan complaciente a los caprichos y fantasías de Alice como si hubiera sido su propia hija bien amada, el joven capitán tomó a su cargo la respuesta.
—Este negro y viejo cuadrado de lienzo, mi bella prima, —dijo, —ha venido heredándose en la casa provincial desde tiempo inmemorial. En cuanto al artista, nada sé decir; pero si ha de creerse la mitad de las historias que circulan acerca de este cuadro, ninguno de los grandes maestros italianos ha producido jamás obra de arte tan maravillosa como la que tenéis delante.—
Y el capitán Lincoln comenzó a relatar algunas de las extrañas fábulas y fantasías que se contaban respecto del viejo cuadro, las mismas que, vista la imposibilidad de refutarlas con demostraciones positivas, se habían convertido en populares artículos de fe. Una de las más extravagantes y, a la vez, más acreditadas versiones, aseguraba que el cuadro era el retrato auténtico y original de Satanás en persona, tomado en una reunión de brujos y brujas, que fueron juzgados en pleno tribunal. Afirmábase igualmente que un espíritu o demonio familiar habitaba tras de la negrura del cuadro y había aparecido en momentos de calamidad pública a más de uno de los gobernadores reales. Shírley, por ejemplo, había sido testigo de esta ominosa aparición la víspera de la vergonzosa y sangrienta derrota al pie de los muros de Ticon-