¿No es verdad, hermosos niños, que cuando al amor de la lumbre estais colgados de los labios de la nodriza ó de la abuelita, que os divierten con las travesuras de las hadas, olvidais vuestros juegos y vuestras lágrimas? Entre las inquietas llamas del hogar veis agitarse un mundo hermosísimo, que luego iluminan los dulces sueños con sus lucecitas de oro. Empezado el cuento, por todas las golosinas del mundo no renunciariais á oir la conclusion.
Bien sabido os teneis que los cuentos de viejas son mentiras, y que los molinos de viento son molinos; pero con aquellas mentiras, riendo y llorando, gozais, y todos los afectos del corazon humano se levantan en vuestras tiernas almas como bianca aurora, y aquel calor que por la fantasía se difunde, es mucho más