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no es ilusion: recorro á mi placer estos salones orientales, oigo el murmullo de las fuentes, respiro la fragancia de las rosas, cedo á la influencia de esta atmósfera embalsamada, y casi me persuado que me hallo en el paraiso de Mahoma, y que la tierna y graciosa Dolores es una de las hurís de brillantes ojos, destinadas á hacer la felicidad de los verdaderos creyentes.