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Página:Cuentos ingenuos.djvu/196

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56 — Felipe Trigo

qué atenerse con respecto a las ruinas de los grandes — y más arruinado en todo caso estaba él... con sus cuarenta duretes mensuales... Si todo esto no era un triunfo...

Sino que se contuvo; supo recobrar la pose de importancia que desde que llegó a Salinas le prestaba El Liberal, y se tragó la alegría, preguntando en variación displicente:

— Bravo, amigo Román... y ¿usted se marcha pronto a Palencia?

Tuvo que sonreír. Había pronunciado a Palencia con un aire de superioridad, de protección, como si él, en vez de haber nacido en Miajadas, hubiese nacido en Londres, o al menos en El Liberal... como le dijo por feliz aturdimiento a Rivalta.