Partía escapado a buscar a Petra y subirla para que viese también a miss Elia, tan pequeñita, y que sabía hacer tantas cosas y tenerse de pie sobre caballos al galope. Le dirían a la mamá que los llevase al circo.
Un rumor de conversaciones le detuvo en el recibimiento.
Su hermana y su madre estaban con amigas que cada vez venían con más frecuencia..., que venían ya casi todas las tardes. A la izquierda vió por la tijera de la puerta, en el balcón, a Petra, acompañada por Aurora Reina, que se le había vuelto antipática desde que le dijo un día, igual que Gloria, «marica» y «Periquito entre ellas», mandándole que las dejase y se fuese a jugar con los amigos. ¡Cómo si él, que nunca salía sino con el cura, pudiera tener amigos ni los quisiese tampoco!
No se atrevió a entrar; se acercó a la derecha hasta la puerta del saloncillo, donde estaba su madre, y conoció por la voz a doña Nieves, la