Página:Cuentos ingenuos.djvu/80

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida
78 — Felipe Trigo

too el muñeco formao. Iba a largarse, después de parlar un rato, cuando, sin saber por qué, me acordé de tí. ¿Por qué no me había de hacer otro retrato pa ti...? Se lo dije lo mesmo que lo pensaba, y él, que debe ser mu largo, se echó a reir y lo hizo en seguía. Ese es, Reina, pa que lo guardes mientras ando yo por esos mundos... Pues, bueno; yo no he dormío ni migaja en toa la noche pensando al respetive qu'es menester que tú me des tamién un retrato.

— Y yo... ¿cómo? — preguntó Juana dejando de mirar el de Chuco.

— Escucha, asina: vete en cuatro brincos a la alamea de la Tabla Grande del río, que allí se paró don Luis hace un poco, al salir el sol, y apreparó los chismes como pa pintar el molinillo, y amáñate pa ve cómo pué retrátate. Anda, Reina; no me voy a se sordao si al llevaros esta noche la jarra de leche no me le tienes... ¿Lo oyes? ¡Que se me ha metió en la chola, y no me voy aunque sepa dar en un presillo!

¡Gran Dios! ¿Y con qué cara iba la Reina a presentarse a don Luis, sin haberle hablado una vez siquiera...?

Chuco adivinó esta idea; pero adoptó un aire resuelto preguntando:

— ¿No irás?

Juana permaneció muda.