Ir al contenido

Página:Cuentos valencianos (1910).djvu/91

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida

Lia caperuza

Vivía yo entonces en el piso segundo, y tenía por vecino en el primero á don Andrés Grarcía, fiscal de profesión, figura arrogante, con muchas canas en la barba, el más buen mozo de cuantos vestían toga con vuelillos en la Audiencia; un hombre, en fin, que realizaba en su físico ese ideal de la justicia majestuosa é imponente.

Todas las tardes, al bajar la escalera, oía los mismos gritos á través de la puerta.—¡Pilín!... ¡vida mía!... ¡rey de los pillos!... ¡ven aquí, príncipe de Asturias!...

Era la familia que se entregaba en cuerpo y alma al culto de su ídolo. El fiscal, que acababa de llegar hambriento, anonadado por sus derroches de elocuencia, que enviaban gente á presidio, abrazaba á su mujer y ambos reían y gritaban como unos locos en torno de la niñera, que mantenía en sus brazos al tirano de la casa, al único