Página:Cuentos y cronicas.djvu/137

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CUENTOS Y CRÓNICAS


miza y pálida Selene una adelfa. El ramo se lo daré a una suave y pura mujer que toda- vía no haya amado. La rosa y el clavel la ofrecerán su perfume despertador de ansias secretas. El lirio será comparable a su alma Cándida y casta, En la adelfa pondré el dia- mante de una lágrima, para que sea ella ofrenda de mi desesperanza. Bien se conver- sa al compás de esta blanda música. El pasi- llo, señora, hermosa niña, es como un lento y rosado vals. Conque ¿se va? ¡Feliz, muy feliz viaje! Así sucede en la vida. ¥A alba, que abre los ojos de una diana de liras, dura v.n momento; di choso el monje que oyó, por largos siglos, cantar al ruiseñor de la leyenda, i A dios, go- londrina, adiós paloma! Pero ¿quiere hacer- me un dulce favor? Cuando llegue usted a su gigantesco Tequendama, deshoje, a mi me- moria, la flor que lleva en su corpino, y arrójela en las locas espumas que allá abajo, sobre las rosas, junto a las palmas, hacen temblar sus iris... El pasillo, señora, hermo- sa niña, es como un lento y rosado vals.125