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Ruben Dario
Fallar las amarras
hará tal galán,
ca, brava alabarda
llaman a la mar.
Las alas, la alaba,
la azagaya... ¡Bah!
nada, nada basta
a tal batallar.
Ah, marcha, alma Atala
a dar grata paz,
a dar grata andanza
a Chactas acá.
Acabada la cantata, Blas anda para acá, para allá, para nada alarmar al adra[1]. Ana agradada a las palabras cantadas salta la cama. La alma. La alma la da al galán. Afanada llama a ña Blasa, aya[2] parda ña Blasa, zampada a la larga, nada alcanza la tal llamada; para alzarla, Ana la jala las pasas. La aya habla, Ana la acalla; habla más; la da ahajas para ablandarla. Blasa las agarra. Blanda ya, para acabar, la parda da franca bajada a Ana para la sala magna. Ya allá, Ana zafa aldaba tras aldaba hasta dar
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