a la plaza. Allá anda Blas. ¡Para, para Blas!
Atrás va Ana. ¡Ya llama! ¡Avanza, galán, avanza! Clama alas al alcatraz, patas al alazán. ¡Avanza, galán, avanza!
—¡Amada Ana!...
—¡Blas!...
—¡Ya jamás apartarán a Blas para Ana!
—¡Ah, jamás!
—¡Alma amada!...
—¡Abraza a Ana hasta matarla!
—¡Abraza a Blas hasta lanzar la alma!...
A la mañana tras la pasada, alzaba ancla para Málaga la fragata Atlas. La cámara daba lar para Blas, para Ana...
Faltaba ya nada para anclar; mas la mar brava, brava, lanza a la playa la fragata: la vara.
La mar trabaja las bandas: mas brava, arranca tablas al tajamar; nada basta a salvar la fragata. ¡Ah, tantas almas lanzadas al mar, ya agarradas a tablas claman, ya nadan para ganar la playa! Blas nada para acá, para allá, para hallar a Ana, para salvarla. ¡Ah! tantas brazadas, tan gran afán para nada; hállala, mas la halla ya matada. ¡Matada!... Al palpar tan gran mal nada bala ya, nada trata alcanzar. Abraza a la amada. «¡Amar hasta fracasar!» clama... Ambas