CUENTO DE PASCUA
Una noche deliciosa en verdad...
El «réveillon» en ese hotel lujoso
y elegante, donde tanta belleza
y fealdad cosmopolita se junta,
en la competencia de las libras, los dólares,
los rublos, los pesos y los francos. Y con la
alegría del champagne y la visión de blanco-
res rosados, de brillos, de gemas. La música
luego, discreta, a lo lejos...
No recuerdo bien quién fué el que me con-
dujo a aquel grupo de damas, donde flore-
cían la yanqui, la italiana, la argentina... Y
mi asombro encantado ante aquella otra se-
ductora y extraña mujer, que llevaba al cue-
llo, por todo adorno, un estrecho galón rojo...
Luego, un diplomático que lleva un nombre
ilustre me presentó al joven alemán políglota,
fino, de un admirable don de palabra, que
iba, de belleza en belleza, diciendo las cosas23