CUENTOS Y CRÓNICAS
acciones, y por ellas será recompensado o
castigado en el mundo futuro». Los japone-
ses, pues, estaban en completo estado de
barbarie.
En efecto, hace ya tiempo, el mundo inte-
lectual conoció toda la barbarie que revela-
ron los Goncourt a la curiosidad y al arte
occidentales. Se supo que maravillosos pin-
celes estaban dotados de desconocidos pres-
tigios. Una civilización contemporánea de
Nabucodonosor se había conservado a tra-
vés de siglos e invasiones. Sabios y poetas,
que estudian los clásicos chinos, meditaban
y enseñaban. Brotaban de los hornos las ri-
cas obras de los alfareros de Satzuna. Un
misterio legendario flotaba sobre la región
nipona, tan extraña como las naciones orien-
tales en que se mueven las magias de She-
herazada. El pueblo que, según la frase de
Voltaire «jamás ha sido vencido», guardaba
con admiración religiosa el nombre y el re-
cuerdo de sus héroes, de los violentos caba-
lleros y marinos que rechazaron a los ene-
migos mongoles y libraron la integridad del
territorio.
Un sano y vigoroso feudalismo mantenía
eti lo alto la seguridad del gobierno, y abajo
la felicidad del pueblo. Los poetas escriben63