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que durante ellos el ejército griego no atacase á los troyanos. Príamo le pidió once dias, Aquiles se los concedió, y la mañana siguiente antes de amanecer se presentó Mercurio para guiar á Príamo, y cuando ya estaba cerca de la ciudad, dió aviso de ello su hija Casandra que fué la primera qué le vió, y todo el pueblo salió al encuentro de aquel desgraciado padre, que volvia con el cadáver de su hijo. Se colocó este en medio del patio del palacio sobre una cama, que rodearon Andrómaca, Hecuba y Helena para llorarle.
Concluida la tregua empezaron de nuevo los combates, y en uno de ellos pereció Aquiles por la mano del cobarde París, que de un flechazo le hirió en el único punto por donde no era invulnerable que era el talon.