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burros cuelgan el belfo a la hierba del amor en espera del momento de la descarga del deseo.

Si no llegó el momento propicio, tendrán para rumiar su desgracia triste.

Cada ciudadano ha hecho lo mismo. ¡Pobre ciudadanía! Peor para el que no sufrió el acompañamiento que remuerde de las uñas ennegrecidas por la higiene del caso.

La visita a los


Barrios bajos


daba la exacta significación de estos movimientos incesantes, materiales y espirituales, que dejan un sedimento en el ánimo.

Visitados por la curiosidad al fin traen el milagro del deseo, obligación en contra nuestra que nos perseguirá hasta ser satisfecha.

De un salto, los recuerdos fueron al Teniente. ¡Esas escaleras que llevan la calle afluente a una puerta negra! Escaleras características, de adobes, y sebosas por las caricias de las manos de los chicos; derrumbadas y maltrechas, oscuras; por

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