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potencia de un puñetazo bien sentado. Cómo se siente el influjo psíquico de las puntas afiladas y repiqueteantes. Puede ponerse: el peligroso apoyo moral de las armas acentúa en forma magnífica el vigor de los muslos. Esta receta sería insuperable para los que buscan mujeres gordas.

Teniente, has hecho de tu alma una hornacina para la faz grave de la madre.

Y debiendo partirse de ti, zarpan del estático momento interior las carabelas del recuerdo.

Tiempos de escuela:

Bajo la vigilancia oblicua de los frailes, rangos apiñados de niños en espera del momento de salida. La "chasca" —cuya persistencia en el cerebro impresionable evocará más tarde el grito de "¡Alto!" en la Academia—, la chasca del Maestro mandaba al silencio. Y al estallar la risa fugitiva de algún chico, el lego director —recién bebido de sulfato de sodio—:

"¡Pasa tú! ¡Pasa tú!"

A recibir el castigo de la "pared".

Todo aquello brumoso; sólo fijo las piernas blancas y redondeadas del escolar castigado. ¿Por qué esta reminiscencia aislada e inútil? Al escolar, el

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