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El Pida no. Era un pedazo de la" cócliera;* dependencia" del estércoleró en qué día y 'nóoché “se
atascaba; estaba como empedrado en aquel casérón no pudiendo” salir más q que para “dar agua a las [a balgaduras, durmiendo en la paja podrida, hoci- gueada por las bestias, ¿le los pesébres; bajo los olo- res de la orina, entre pinuhazos y : saltos de las cu car rachas, cuya voracidad le clavaba a veces los' dién- tes en la piel sarnosa de las cani "as... El “alcohol, las enfermedades obscenas y ese raquitismo larvado tan frecuente en la falda de las cordilleras “alt simas, le habían imbecilizado a tal punto que le há- cian olvidar la mayor parte de los vocablos, irracio- ralizándole de un modo aterrador. En el fondo de sus Órbitas lágubres, unos ojos ACUOSOS, muertos, llenos de una, especie de almidón, jamás se movían para ver... Hablaba por gritos, imprecaciones y mo- nosilabos, a hombres y a bestias, en una tonada zum- bona, que solo silbaba fuerte en los torbellinos de cólera... Incapaz de conmaciones intermedias, era te- rrible y extraordinario en las tempestades«interiores que, difíciles en: asaltarle,:eran dificilísimas de des- vanecerse, convulsionándole así: por horas en. un flujo y reflujo de.toco furioso... Servianse:de él-los mozos de la cochera como de un macaco de recreo. o de un os8'habilidoso; y en círculo en el patio,a: la hora del almuérdo, muchas vecés Clara les-sórprendió- embo- rracharido “al: 77otba para” Peltse después, viéndele cabriolear ehtre Harapos, ' con 'gritos'de "animal fe- roz... El Tromba tena uña "Pásión | por Clara, dióse: lo a entender algunas veces, “explicabaseló * á “quien
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