El canto de los guerreros tomó más brío y el chorro de luz se convirtió en un espléndido y maravilloso árbol, que tenía dos grandes ramas laterales, que en conjunto le daban la forma de una cruz.
En la parte superior del árbol, apareció una bella ave de maravillosos e iridiscentes colores; era un águila que resplandecía como un sol y tenía en sus plumas pedernales. Águila Nocturna sintió la plenitud absoluta; como nunca antes, sentía que sus extremidades tocaban los confines del universo.
El árbol de luz, tenía unos frutos todavía más luminosos y el águila los estaba devorando. El guerrero tuvo una revelación en ese instante. El águila lo miró con sus ojos penetrantes y el guerrero sintió miedo por primera vez, el guerrero se sintió una presa y lo invadió el pánico de ser alimento del águila. El animal luminoso abrió su pico y lo introdujo en el vientre del guerrero. Águila Nocturna sintió como la vida se le iba, en una succión de energía.
Sintió la conmoción de los millones de seres vivos que tenían la voluntad de conformarlo y que desordenadamente se precipitaban de manera espiral y en forma ascendente, hacia el pico del águila. De pronto sintió mucho dolor y vio un túnel negro. Lo que quedaba de su conciencia se resistió y con todas sus fuerzas, emitió un poderoso grito negando ese destino.
Águila Nocturna abrió los ojos y se dio cuenta que estaba soñando y que estaba empapado de sudor. Se incorporó inmediatamente y quiso salir de la cámara, pero una voz lo detuvo.
Luz de Noche estaba en la cabecera de la piedra y tomándolo por los hombros le dijo que se recostara en la piedra.
La vida es un sueño, joven guerrero. Los despojos de los trece guerreros inmaculados que aquí descansan, nos recuerdan que sus sueños como su vigilia, son para nosotros exactamente igual. Son tan ciertos y tan vividos sus sueños, que te invitaron a vivir con ellos una