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Página:Daany Beédxe.djvu/321

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Entonces escuchó una voz en sus adentros que le dijo:

—perdiste la forma humana; nunca volverás a ser como antes, acabas de iniciar tu viaje a lo desconocido.

El sol empezó a bajar hacia el horizonte. La atmósfera se cubrió de naranjas y rojos. La tarde estaba especialmente luminosa. El Maestro y el guerrero se dirigieron a lo que fue la pirámide Sur, ahora convertida en un cerro pedregoso.

—Todo en el universo está compuesto de ciclos, como el día y la noche. Ahora nosotros tenemos que dejar este maravilloso mundo, iremos más allá de la “Llanura”.

Amado Guerrero del Espíritu, esforzado hombre de conocimiento, tengo que decirte algo muy importante. Águila Nocturna instintivamente detuvo la respiración para escuchar atento. El Maestro miró directamente a los ojos del guerrero, su mirada era profunda y a pesar de su serenidad, denostaba un ligero aire de tristeza.

¡Tú no irás con nosotros, te quedarás en este mundo!

Águila Nocturna sintió una punzada en el centro de su ser. Abrió los ojos, como deseando no haber escuchado aquellas palabras. Toda una vida de sacrificio y esfuerzo dedicada a prepararse para la oportunidad de obtener La Libertad Total y en el último instante quedar fuera. Sintió como si perdiera el piso, para caer en el desconcierto y la desolación.

Los ojos del Maestro estaban enfocando directamente el rostro de Águila Nocturna, quien preguntó, con voz clara.

—En que he fallado, Venerable Maestro; he dedicado toda mi vida a seguir con impecabilidad las enseñanzas que he aprendido en DAANY BEÉDXE, ¿Cuál ha sido mi torpeza, cuál mi error, para negarme la oportunidad de la Luz? Dijo el guerrero en voz pausada y firme, sin reproche.

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