conocimiento de nuestros antepasados; en síntesis que sean uno más entre nosotros.
Cada uno de ustedes, en su momento, tomará el camino que les corresponda, mañana dirigirán el rumbo de nuestro pueblo. Cada uno estará en donde la comunidad lo requiera. La Tierra pródiga reclama siempre celosa el trabajo amoroso de sus hijos, pero cada uno de ustedes tendrá además un oficio para poder servir a la comunidad. En verdad no importa lo que hagan, sino cómo lo hacen. Porque si ustedes no lo hacen, vendrá otro y lo hará mejor que ustedes. Nadie es especial e importante, lo importante siempre será la comunidad.
Así pues, háganse responsables de la decisión de servir al pueblo; puede ser como alfarero, orfebre o pintor, lo que sea no importa. Lo que importa, es que se hagan responsables de su decisión de SER. Pues cualquier oficio es tan solo un medio. El fin es TRASCENDER EL SER.
Sepan entonces, jóvenes míos, lo que Los Viejos Abuelos dejaron dicho sobre los oficios en este mundo:
“El carpintero es de su oficio hacer lo siguiente: cortar con hacha, enderezar las vigas y hacer trozos y aserrar, cortar ramas y partir y partir con cuñas cualquier madero.
El buen carpintero suele medir y compasar la madera con nivel; labrarla, cepillarla, emparejarla, ensamblarla y poner en orden las vigas sobre las paredes; al fin, ser diestro en su oficio.
El cantero tiene fuerza y es recio, ligero y diestro en labrar y esculpir cualquier piedra. El buen cantero es entendido y hábil en labrar la piedra, en desbastar, esquinar y cortar con la cuña. También es su oficio trazar una casa, hacer buenos cimientos, poner esquinas y hacer portales y ventanas bien hechas, poniéndolos adobes en su lugar. El pintor, en su oficio, sabe usar los colores, dibuja y traza las figuras con carbón; hace buenas mezclas de colores, los sabe moler y preparar. El buen pintor tiene buena mano y gracia en el pintar, matiza