¡Se tú, Dios, para mí: moldéame!
¡Recrea tu pecho,
apláquese tu corazón, alégrese tu corazón!
Vengo de la casa de las finas mariposas:
Abre su corola mi canto: he ahí múltiples flores:
¡Una variada pintura es mi corazón!
¡Yo soy cantor y despliego mi canto!"
Águila Nocturna tenía hoy más que nunca claridad sobre su destino, ya no existía duda o incertidumbre; en su corazón había armonía, humildad y una sensación de paz, que venía de los más profundo de su ser y que se prendía al mundo cotidiano, como una olorosa flor.
En La Casa de los Jóvenes el tiempo y las actividades estaban sujetas a estrictas normas ancestrales. Sin embargo el ejercicio físico, los deportes y los juegos, tenían un espacio muy importante en su formación.
Como todo en la comunidad, los deportes y los juegos, estaban íntimamente ligados a la Divinidad Suprema y a la religión. Como en el año se tenían 20 fiestas dedicadas, a igual número de advocaciones de la Divinidad, en ella se practicaba en especial el "juego de pelota".
Los Viejos Abuelos decían, que los Dioses ya lo jugaban antes de la creación. En La Casa de los Jóvenes, se les enseñaba los conocimientos básicos. Venado de la Aurora, formaba una quinteta que tenía fama de invencible.
Cuando los jóvenes jugaban, los maestros servían de árbitros e instructores. Lo hacían en un espacio que habían acondicionado en las afueras del pueblo. Pero cuando se jugaba en una celebración y formaba parte de un ritual; entonces eran los sacerdotes, quienes oficiaban y dirigían el juego. Este se realizaba en un edificio, que estaba al lado del gran templo, en el centro de la plaza. El significado filosófico, partía del principio de que todo en el universo y la vida, está compuesto de pares opuestos y complementarios, que siempre están