sólo por breve tiempo,
sólo como la flor de elote,
así hemos venido a abrirnos,
así hemos venido a conocernos
sobre la tierra.
Porque no viviremos aquí,
no permaneceremos aquí,
vamos a buscar una tierra.
Allá vamos a conocer
al que es de Noche y Viento,
al Dueño del cerca y del junto."
A partir de esa lección, Águila Nocturna empezó guiado por los sacerdotes, a conocer la cara oculta de su ancestral religión. Las divinidades pasaron a ser conocimientos esotéricos y filosóficos del misterio de la vida y del mundo. "Fuerzas y Verdades" con los que habían vivido por generaciones sus antepasados y que les habían dado una guía, un camino para florecer el corazón y llegar a la tierra del Señor del Cerca y del Junto.
Águila Nocturna empezó a desarrollar una amistad muy especial, con el Venerable y Sumo Sacerdote de la institución. Relámpago de la Noche tenía mucho interés en que Águila Nocturna tomara la vocación del sacerdocio; para ello no escatimaba tiempo para hablar con él, por horas enteras le explicaba los misteriosas representaciones de “Aquél que se inventa a sí mismo”. Fue Relámpago de la Noche, quien le enseñó los secretos de las deidades. Que siempre en pares complementarios y opuestos, representaban el mundo y sus misterios.
Una tarde que se quedaron a solas Relámpago de la Noche y Águila Nocturna, el sumo sacerdote empezó diciéndole a su alumno:
—Solo existía una fuerza creadora. Principio y fin. Invisible como la noche e impalpable como el viento. Una energía que se inventa así