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todos; y puesto que es así que ya entiendes, y tienes uso de razón para saber y entender cómo son las cosas del mundo y que en este mundo no hay verdadero placer, ni verdadero descanso, más antes hay trabajos y aflicciones y cansancios extremados, y abundancia de miserias y pobrezas.

Nota bien lo que te digo, hija mía: Nuestro Señor nos dio la risa, y el sueño, y el comer y el beber con que nos criamos y vivimos, nos dio también la maravillosa oportunidad de multiplicarnos; todas estas cosas dan algún contento a nuestra vida por poco tiempo, porque nadie piensa en la muerte.

Pues nota ahora y oye con sosiego, que aquí está tu madre y señora, de cuyo vientre saliste, como una piedra que se corta de otra, y te engendró como a una hierba que engendra a otra, así tú brotaste y naciste de tu madre; has estado hasta aquí como dormida, ahora ya has despertado.

Es menester que sepas cómo vivir, y cómo has de andar tu camino, porque el camino de este mundo es muy dificultoso, y mira hija mía, palomita mía, que el camino de este mundo es espantablemente dificultoso.

Sábete que eres noble y generosa, considérate y conócete como tal; aunque eres doncellita eres preciosa como un jade, y fuiste labrada y esculpida de noble sangre, de generosos parientes, que ya entiendes y tienes discreción y usas de razón; mira que no te deshonres a ti misma, mira que no te avergüences a ti misma, mira que no avergüences y afrentes a nuestros antepasados; mira que no hagas alguna vileza, mira que no te hagas persona vil, puesto que eres noble y generosa.

Ve aquí la regla que has de guardar para vivir bien en este mundo, entre la gente que en él vive, mira que eres mujer, nota lo que has de hacer de noche y de día, debes orar muchas veces y suspirar al al dios invisible e impalpable, que se llama “Noche y Viento"; demándale con fervor, la virtud y el secreto de tu cama y de tu recogimiento; mira

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