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DAVID COPPERFIELD.

economizar para los dias en que no tuviésemos nada que comer.

Mi tia por su parte mostraba una calma ejem- plar. Se mostró muy amable con Peggoty, excepto cuando inadvertidamente le daba este nombre que tan antipitico le era. Arregló todas las cosas del interior de casa y se dió la enhorabuena de hallarse tan cerca del rio, por si acaso ocurria algun in- cendio.

Debia ocupar mi cama, y yo debia acostarme en el salon para velarla.

- Trot, mi querido sobrino, me dijo viéndome preparar su pocion de todas las noches, no.

- ¿ No quereis nada, tia mia?

- No quiero vino, hijo mio, cerveza.

- Pero tia, aqui tengo vino, y vuestra costum- bre es tomar vino con azúcar.

- Guardemos nuestro vino para el caso en que caiga alguno enfermo; es preciso no prodigarlo; me basta con media pinta de cerveza.

Crei que Mr. Dick iba á expirar de una desespe- racion concentrada.

Como mi tia se hallaba resuclta, yo mismo fui á buscar cerveza en una tienda próxima, y como ya era tarde, Peggoty y Mr. Dick bajaron conmigo para ir juntos á su domicilio comun.

El pobre hombre se fué con mi niñera, lleván- dose á cuestas la cometa, con la cabeza baja y el aire lamentable.

A mi regreso mi tia se paseaba por el cuarto, plegando entre sus dedos la cinta de su papalina.

Calenté la cerveza y preparé todo con esmero.

- Trot, me dijo mi tia despues de haberla pro- bado, la cerveza es preferible al vino, y mucho menos biliosa.

Probablemente no le pareei ser de su opinion, pues añadió :

- Bah! bah ! si todo se reduce á cambiar el vino por la cerveza podemos darnos por contentos; y á propósito, mi querido sobrino, á pesar de ni aversion por las figuras desconocidas y los nombres estrambóticos, quiero á vuestra Peg... i vuestra Barkis, pues que tan afortunadamente ha cambiado de nombre... haceis bien de quererla tanto. ¿Sa- beis que mientras habeis salido con Dick, la pobre muchacha ha querido hacerme aceptar una parte de su dinero?.. porque segun decia, la tonta, tiene demasiado.

Mi tia no podia contener sus lágrimas al llamarla tonta.

- ¡Qué ridicula criatura! prosiguió; pero hay mucho bueno en esa Barkis.

Afectando reirse se limpiaba los ojos; luego pasó i otro asunto :

- Me ha contado toda vuestra historia de Yar- mouth, y la otra tambien. ;Ah! ; las desgraciadas mujeres! ;las desgraciadas mujeres! ;qué mundo este!

- Pobre Emilia! exclamé.

- Si, ¡pobre Emilia! añadió mi tia; pero es preciso convenir que hubiera debido reflexionar un poco... Abrazadme, Trot, os tengo lástima por vuestra precoz experiencia.

La abracé y me dijo :

- Asi, pues, Trot, os erecis enamorado?

- Creerme enamorado, tia mia! exclamé po- niéndome mas encarnado que una cereza : lo estoy, puesto que amo á mi Dora con todo mi corazon.

- ¿ Tan seductora es?

- Mi querida tia, no viéndola no se puede tener una idea de lo que es.

- Ah! ¿Y lista?

- Ya lo creo, exclamé yo con precipitacion.

- Perdonad, querido sobrino, era solo una pre- gunta ; no ultrajo á vuestra Dora. Pobre parcjita! ¿Crecis que habeis nacido uno para otro? dos verdaderas parejas como esas figuras de azúcar que se ven en los escaparates de los confiteros?

- Si, somos jóvenes y sin experiencia, tia mia, lo sé, le dije sin incomodarme por una broma que revelaba una tierna compasion por mi juventud; pero nos queremos sinceramente, y si pensase que llegaria un dia en que dejase de quererla, ó ella á mí, creo que perderia la razon.

- Ah! Trot, dijo mi tia meneando la cabeza y sonriendo gravemente, ciego, ciego, ciego!... Conozco uno que, aunque con un earácter dema- siado flexible, tiene una sinceridad de afeccion que me hace recordar á su pobre madre.

-Ah! si conocieseis, tia mia, la sinceridad de Dora!

- lluso, iluso! repitió mi tia; y sin embargo, añadió, no quiero turbar la seguridad de dos jóvenes corazones, aunque esos lazos de la in- fancia acaban frecuentemente por desvanecerse como el humo... Vaya, no quiero afligiros, con- siento en hablar sériamente y en esperar que mas tarde ó mas temprano tendremos un desenlace feliz para nuestra novela... pero tiempo nos queda to- davia...